Escritora.
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Días sin escribir

No sé si exista una razón lógica que pueda describir porqué me he sentido con tan poca confianza en mi escritura en los últimos días. Leer el diario de Alejandra Pizarnik ha sido revelador, me identifico con todas esas frases donde explica que lo único que quiere hacer es escribir pero no se siente con la confianza o capacidad de hacerlo. Esta sensación no es nueva para mí, llevo observándola ya algunos años, y llegué a la conclusión de que venía en olas que eran directamente provocadas por mi ciclo hormonal. Es normal en mí sentirme invencible mientras ovulo, de la misma manera que es completamente esperado que no me sienta capaz de escribir antes de que me vaya a bajar. Pero esta semana estuve ovulando y aún así no he siento la victoria levantándome en flores que me lleva a escribir sin problemas. Siempre llego a la misma conclusión: es la pinche pandemia.

Aún así tengo que celebrarme que no he quedado mal en mis proyectos personales. Mi proyecto fotográfico pandemístico continúa, a pesar de que no estaba completamente convencida - y aún no lo estoy - de tener una justificación válida para seguir. Se volvió encadenante tomar fotografías siempre a la misma hora o al mismo momento del día todos los días durante ya 5 semanas. Pero lo sigo haciendo. También logré enviar mi texto al Círculo literario de mujeres, un texto que no me costó trabajo escribir por sí solo, lo difícil fue encontrar el momento donde me sintiera con la certidumbre adecuada para hacerlo. También lo hice. Necesito reconocer mis esfuerzos para no sentir que todo se está yendo al carajo.

Sin embargo, el proyecto que más tiempo me ha consumido es el de WWBL. Cada sábado a las 2pm Berlín tenemos una transmisión en vivo en instagram donde se le da plataforma a 3 escritoras mujeres, y yo soy la host de estas sesiones. A mi me encanta salir a cámara - no es ningún secreto, así que me ofrecí para hacer las 3 sesiones que hemos planeado hasta hoy. Además, yo fui la que propuse el proyecto, después de haber visto que escritoras latinoamericanas estaban haciendo lo mismo. Es la hora es la hora de inspirarse en otres, dentro de este mundo hiperconectado que nos permite crear plataformas para darle voz a quien lo necesite. Hoy es la segunda sesión, y me ha gustado cómo ha salido hasta hoy.

Es difícil concentrarse y escribir mientras el mundo parece consumirse en llamas. Lo fácil es intentar perderse en la manera que sea, que la mente no se vaya a enfrentarse a la realidad, sino que se ocupe de algo que la distraiga. Antier comencé a sentir que la lumbalgia amenazaba mi posibilidad de moverme libremente, así que pasé toda una tarde acostada en la cama. Ese día pasé más de tres horas en instagram, y no fue una sensación agradable, a pesar de que los memes me siguen dando la sensación de no estar sola en el mundo. También leí un rato a una Pizarnik adolescente que se dolía de su realidad, lo cual me hizo sentir aún menos sola, pero en otra manera. Siento que si hubiera leído a esta morra en mi adolescencia, mi intensidad hubiera alcanzado niveles nucleares. Si de por sí…

Me caga salir a la calle con cubrebocas. Hoy fuimos al mercadito que se pone en Hackeshermarkt donde vendían unos a €15 y el precio me escandalizó. Pero bueno, tengo que hacerme a la idea de que esta es nuestra nueva realidad. Darwin nos enseñó que la especie que sobrevive es la que se adapta mejor a su entorno. ¿Será otro discurso que lo tomo como justificación para no cambiar mi realidad y sólo dejar las cosas como están? ¿Porqué tengo la idea de que la realidad puede ser adaptada a mi gusto? ¿De dónde salió la concepción de que tengo la capacidad de cambiar cosas? ¿Porqué me pongo filosófica al final de este post y porqué lo termino con chingos de preguntas?

Elba Quintero